Repite comportamientos impulsivos
Puede reproducir rituales para disminuir su ansiedad que resultan extraños y producen una reacción intensa si intentamos cambiarlos.
Piensa de forma obsesiva
En ciertas personas, acontecimientos, posibilidades, preocupaciones o temores, que a su vez, se entrometen en conversaciones y situaciones de modo inadecuado.
Experimenta agudas crisis de pánico
Sentimientos de terror intensos, sudor, temblores, dificultad para respirar y otras reacciones físicas intensas en respuesta a la posibilidad de que ocurra algo.
No rinde o se adecua a lo esperado para su edad
Ocurre muy a menudo que durante el embarazo y el parto surgen diversas complicaciones que, una vez superado con éxito el parto y cuando el niño pasa las pruebas pediátricas correspondientes, olvidamos lo que estos problemas han podido llegar a afectar al normal desarrollo de nuestro hijo.
Esto nos puede desconcertar, puesto que vemos a un niño con un potencial muy bueno que por la razón que sea no está teniendo el rendimiento adecuado.
Se producen regresiones: Cuando nuestro hijo “regresa” a comportamientos o patrones ya superados, por ejemplo; vuelve a chuparse el dedo o moja la cama cuando hacía ya tiempo que no pasaba.
En si una regresión es adaptativa, ya que el pequeño la utiliza para enfrentarse a situaciones que se le hacen complicadas, y una vez aceptada la nueva situación, abandonan esos comportamientos.
El problema surge si el pequeño no tiene las herramientas suficientes para hacer frente a la nueva situación, y entonces la regresión se convierte en un estado crónico.
Muestra comportamientos agresivos sin causa aparente: En este periodo es aconsejable acudir a un psicólogo infantil para que le dote de las herramientas necesarias para enfrentarse a sentimientos desbordantes como son la ira, el miedo, la rabia, la frustración…
Aprender a gestionarlos de una manera sana y adecuada ayudará a tu hijo a convertirse en la mejor versión de sí mismo.
Se muestra inquieto, agitado, incapaz de concentrarse en las tareas.
Si no existe alguna causa real que pueda estar provocando ese nerviosismo persistente, sería bueno consultar con un especialista para poder descartar algún tipo de trastorno atencional.
Siente tristeza y desesperanza persistentes
Se aísla de amigos y actividades que antes solían gustarle
Habla periódicamente de la muerte y del suicidio
Muestra un descontento general con la vida
En definitiva, cuando ves en tu hijo una actitud anormal que se prolonga en el tiempo y no existe una causa aparente para ello.